Señor..

Hé fallado.
Hé caido cual hoja del árbol
cual fruto carcomido por las aves
cual lágrima por la mejilla.

Y ahora, aquí, tirada en el suelo,
solo puedo contemplar el inmenso azul,
y el inmenso vacío tras mi espalda.

No puedo levantarme, no aún.
No tengo fuerzas, no tengo ganas.
Deseo estar así hasta que el sol
fulmine todo lo que aun queda de mi,
hasta que el viento arrastre el lastre de
la desesperanza, hasta que la lluvia
limpie lo ennegrecido de mi mente.

Hasta que la noche me permita mirar
sus formas caprichosas.

Hasta que entienda que hago aquí,
hasta que acepte el espacio que ocupo
y el tiempo que gasto.

Hasta que mi mente se colapse
y mi corazón muera de tanto dolor.

Hasta ese día no seré mas yo,
desgarraré mis ojos y no veré mas nada
de lo que se me tenga concedido ver.

Hasta ese día, dejaré de mentir y mentirme.
Hasta ese día...Señor no me dejes morir.

Escrito un 25 de octubre de 2006 a tres años de su creación...nada ha cambiado.